Tú me levantas, tierra
de Castilla, Tierra nervuda, enjuta,
despejada, Con la pradera cóncava
del cielo Es todo cima tu
extensión redonda ¡Ara gigante, tierra
castellana,
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Miguel de Unamuno |
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Joan Martín Grimau |
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Luz y ramaje urden sombras | |
como cuerdas resonando en el presente | |
de un silencioso y remoto pasado | |
cuando, visceral, | |
la aurora encendió su crisol | |
en este lugar: Yunque de Zarzas. | |
Zarandeados por los vientos de la Historia | |
los zarcillos de aquella otra, | |
también Zarza, cuyo arder es no cesar. | |
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Escuchad lejanía | |
en textura de terrosos rasgos | |
con pretérito de ramas | |
en utensilios transformadas. | |
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Agudizad los oídos, | |
acercad a la tierra vuestros sentidos: | |
caen semillas como notas lluvias | |
esparcidas sobre las rocas desmenuzadas, | |
por naturaleza, muertas. | |
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Pero sobre todo deleitaros, | |
deleitaros en los rumores, | |
en los ondulantes rumores | |
a trigo limpio. | |
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A las águilas pedidles | |
en préstamo sus alas. | |
Ceñid las espigas del tiempo | |
en la gavilla de un instante | |
y veréis como se abre en flor | |
este pueblo Mora Troquelada, en granito. | |
Moradas humildes hechas con escarpas | |
y estallidos de palomas blancas. | |
Encrucijada de brisa y vendavales | |
clavados, calmados en un suelo duro Duero. | |
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También aquí, como en los pilares | |
del
alma, se pueden tornar |
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brisa, viento, duro suelo y duelo - |
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aliento
para caños con palabras agua |
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portadoras
del tiempo, |
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aquí
cántaro hecho |
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con
mezcla de granado trigo y palpitar de ganado; |
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batiendo,
corazón humano |
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en
la era de ser, |
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Oteando, |
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entre líneas de voz y lenguaje, | |
un
canto que rodando |
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entrañe un tiempo | |
que
no |
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para nadie, dejarse engullir. | |
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Dedicada a Alfredo* que en una ocasión corrió ( junto con uno de sus hermanos), y adivino que con ternura, a avisar a mis hijas y a mi sobrino para que presenciaran el nacimiento de un corderito. J. M. G. | |
*Alfredo Hernández Sendín falleció trágicamente el pasado mes de noviembre 2003 (d.e.p.) |
Ardía la zarza y
la zarza ardía y no se quemaba la Virgen María. Ardía la zarza y la zarza ardió y no se quemaba el Hijo de Dios. Esta noche nace el Niño Ardía la zarza y la zarza ardía.... En un portalito pobre Ardía la zarza y la zarza ardía |
ZARZAMORA
CON EL TRONCO GRIS
Federico García Lorca (1898 - 1936) |
Zarzamora con el
tronco gris, dame un racimo para mí. Sangre y espinas. Acércate. Deja tu fruto de verde y sombra Qué largo abrazo te daría A buscar amores que tú no me das. F. G. L. |
Es
la
tierra de Soria árida y fría. A. Machado, Campos de Soria |
En La Zarza de Pumareda
Estribillo
La Zarza de Pumareda En el cielo manda Dios La Zarza de Pumareda En Zarza de Pumareda La Zarza de Pumareda En La Zarza celebramos La Zarza de Pumareda En La Zarza de Pumareda La Zarza de Pumareda Dolores Hernández |
Fuente "Tejonera" Gracias por tu visita, amigo-a. Quiero que sepas que siempre te estuve esperando; que soy tan milenaria como las rocas que ves sobre estas colinas, que aprendí a olvidar el ostracismo de épocas pasadas: encadenada a las zarzamoras y prisionera de la tierra que caía por la ladera. He disfrutado de atardeceres inolvidables, gozando de la compañía que me prodigaban los trabajadores del pantano. Yo les daba el ánimo suficiente para superar los últimos repechos de regreso a sus casas. No pienses que soy inmune al dolor. También sufrí la ira del destino aquel aciago dia del polvorín. Incluso ahora, algunas noches, cuando estoy sola, el viento me trae el murmullo de aquellos lamentos. Y cuando ya me abrigaba otra vez la manta del olvido, tejida con una maraña de juncos y matojos, apareció Fernando, quien me aseó y orientó este caudal que ahora te ofrezco para que lo disfrutes como mejor te plazca. Al caer la madrugada volveré a ser la amante hechicera de los que habitan en las tinieblas: jabalíes, zorros, ardillas y jinetas, entre otros. Y cuando llegue el nuevo día vendrán a mi vera: anónimos caminantes, ranas de San Antonio, pastores sedientos, amantes de besos robados y los pájaros que van de paso. Porque yo, amigo-a, soy de todos pero no pertenezco a nadie y tan sólo pido a cambio de mi entrega el respeto necesario para seguir viviendo. ¡Buena suerte y feliz viaje! Salvador Vicente Carretero (Día el HORNAZO del 2006) |
Hoy, primer día
de este
año, me ha dado por echarle una ojeada a la web de la Zarza.
Hacia los orígenes históricos del pueblo, ha quedado
orientada mi mirada, a la que he tenido que seguir, a través del
artículo de José Alburquerque, en un acto de lectura. Joan Martín Grimau (Enero 2007) |
En las zarzas tipográficas constituidas por el poema, junto a un camino que no lleva fuera de las cosas ni al espiritu, ciertos frutos están formados por una aglomeración de esferas que una gota de tinta llena. * Negros,
rosas y caquis juntos en el racimo, ofrecen el espectáculo de una
familia arrogante con sus diversas edades, más que una viva tentación
de recogerlas. * Pero
el poeta, en el curso de su paseo profesional, con razón las toma como
ejemplo. "Así, se dice, culminan con éxito en gran número los esfuerzos
pacientes de una flor muy frágil, aunque defendida por un áspero
enmarañamiento de espinas. Sin muchas otras cualidades - moras (1), están perfectamente
maduras-, como se hace también este poema."
(1) Parece, al leer el poema sin traducir, que mûres (moras) es también palabra para maduras.
Francis
Ponge
- (Enviado por:
Joan Martín)
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Ojos del puente Robledo. Hago que escuchen más allá de su silencio; que escuchen el clic del opturador de la cámara y se reconozcan en la imagen de este espejo fotográfico. Ojos de un puente que orilla dos términos y que en su ser de fotografía se transforma, como todo ser fotografiado, en puente que une la mirada de la ladera presente con la otra sentida vertiente, la del pasado. Transitan, es claro, sentimientos, recuerdos y vivencias en ambos sentidos; a condición de que no sean dinamitadas con el sutil y silencioso explosivo del olvido las orillas del pasado. |
Joan Martín Grimau (Marzo 2007) |
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Que bella, que
bella eres.
Mi Zarza de Pumareda Tienes alegría, sabiduría, y buena gente. Cuanto te añoramos Cuanto te extrañamos Cuando estamos lejos. Mi Zarza de Pumareda Eres bella, como tus mujeres Elegante, con tus prados verdes Y tus jardines que adornan tus bellas calles. Mi Zarza de Pumareda Tú eres fuerte como el torreón Que nunca duerme, y sus horas da Muy suavemente a toda tu gente. Mi Zarza de Pumareda Es nuestro patrón Valiente como tus hombres Y de lejos llegamos Para el 10 de agosto estar en tu fiesta. Mi Zarza de Pumareda Repican las campanas En tu campanario Y en tu iglesia nos juntamos Y la misa cantamos A nuestro San Lorenzo. Mi Zarza de Pumareda Todos te queremos Todos te adoramos Tú eres nuestro pueblo Y aunque estemos lejos Siempre serás tú. Mi bella Zarza de Pumareda
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Autora: Cari Hernández Martín |
pero, si el Jesús que nació en Belén le hubieran dado calor humano, y tapado con una gruesa toquilla o, con un jersey de lana hecho a mano; pero como la historia, es lo pasado, en un vetusto pesebre de madera donde comían una mula y un buey, más, muy pronto vendrá hasta aquí, que, es donde tiene el trono su rey, porque, ya todos en el cielo saben y conocen la historia muy bien, (pues, se la contó la virgen blanca) está en un lugar de Salamanca, donde sus gentes con gran armonía y su majestuoso puente Robledo, Se sienta en el Teso de la Silla en su incomparable puesta de sol enviándole dos fuertes abrazos desde donde, siguiendo una vereda Ese es el lugar prodigiosoy, del que me siento orgulloso que jamás nadie haya conocido, por ser el pueblo más precioso que en el mundo haya existido. La sencillez y nobleza de sus gentes, alegres, trabajadoras y honradas, por celebrar siempre diligentes que comienzan el diez de agosto cuando las mieses ya están guardadas y, su patrón San Lorenzo las protege por las gentes de otros lugares, y, al ritmo que el tamborilero ellas orgullosas demuestran su estilo, luciendo con garbo sus talles. que hasta en el mismísimo cielo pero, se tendrán que fastidiar, porque, el pueblo le pertenece |
CANTA (Poema) |