Desde
antiguo, la fiesta de Las Madrinas se venía celebrando el dia 8 de
septiembre, Natividad de la Virgen. Concluidas por esa
fecha las tareas veraniegas de la recolección, la fiesta era una ofrenda
con productos de la cosecha; a más abundante ésta, más generosa la ofrenda.
Hasta que recientemente, un mal año, por falta de madrinas y de público asistente
en general, al marchar los veraneantes a sus destinos, no
se celebró. En los años siguientes sucedió lo mismo; hasta que en el
año 2001 algunas
personas y de manera especial la Junta Parroquial, también con el
apoyo de la página de La Zarza, que empezaba a rodar, consideraron que había que recuperar tan bonita y
tradicional ofrenda por lo que decidieron reanudarla y fijarla en la
tarde del 15 de agosto, Asunción de la Virgen, cuando aún veranean en el pueblo la mayoría
de sus gentes que viven fuera. Desde ese año de
2001
viene celebrándose, sin interrupción
en esa fecha;
gracias al empeño de algunas personas para que esto sea así; con el
beneplácito de las gentes que ven cómo sigue año tras año. Algunos
de milagro; pero ahí sigue.
En la actualidad la
fiesta ha quedado reducida al ofertorio en la tarde del dia 15
de agosto, la consiguiente
subasta y un convite para todos. Las madrinas se ofrecen voluntarias; ya sean solteras
y / o casadas y
pueden repetir cada año si lo desean; todo con tal que la fiesta no
muera.
Antiguamente el grupo de
madrinas estaba compuesto por solteras y casadas. Era tradición ser
madrina de soltera y llevar como cuartillero acompañante un hermano, primo,
vecino o novio y luego, de casadas, volvían a participar nuevamente
con su marido como cuartillero.
La tarde de la ofrenda el cura,
acompañado de tamborilero, iba
recogiendo a cada madrina su cuartillero y sus invitados a la
puerta de su casa, donde se ofrecía un convite; y así una
tras otra se iban sumando hasta la última. Toda la
comitiva
se
dirigía a la iglesia para acompañar
a la Virgen hasta el cercano frontón (a su sombra) donde
permanecía durante la ofrenda y subasta.
Cada madrina y tras ella sus invitados iban pasando por delante de
la Virgen ofreciendo y depositando sus ofrendas.
Las ofrendas tradicionales de las madrinas eran y siguen siendo las
típicas roscas; algunas auténticas obras de arte. Los cuartilleros,
cuartilla al hombro, llena de grano (trigo por lo general).
También se ofrecían otros presentes:
celemines de garbanzos, alubias, etc. y recuerdo que en más
de una ocasión hasta las más gordas sandías también formaban parte
de la ofrenda. Luego todo se subastaba, por separado o en lotes, otorgándose al mejor postor.
Las
madrinas lucían sus mejores galas, normalmente vestidas de
negro con peineta
y mantilla
(foto-baúl) Los
cuartilleros de traje y corbata con flor en la solapa; a veces
también coronaban con flores las cuartillas de grano.
Cada madrina tenía
sus invitados que la acompañaban. Se daba el caso que muchos eran
invitados por varias madrinas y por este motivo pasaban en la
ofrenda con cada una que les había invitado. En este caso los
invitados ofreciendo monedas que depositaban a su paso en una
bandeja.
En el pasado la
fiesta duraba dos dias. El 2º era exclusivamente para
las madrinas y sus cuartilleros. Iban recorriendo todo el pueblo con
pasacalles visitando las casas de cada madrina, donde eran
agasajados por la familia con un convite; tras el
mismo, en la
calle, bailes al son de la música, al que se sumaban algunos vecinos. Luego a otra casa
con otro convite y así hasta
recorrerlas todas. Años hubo que eran más de diez madrinas.
M. Hernández (2005)
