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LA ZARZA

Presentación        

“LEYENDAS Y OTROS RELATOS DE TRADICIÓN ORAL EN LA ZARZA DE PUMAREDA”

 de Isabel Martín Hernández


Palabras pronunciadas por:

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 Sr. ALCALDE

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 Sr. DIPUTADO

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 AUTORA del libro

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 INFORMACIÓN

 José Benedicto Martín Calvo, Alcalde de La Zarza

En primer lugar, quiero dar las gracias a la Diputación de Salamanca, en especial al Diputado de Cultura, Don Manuel Tostado, y a la autora, Isabel Martín, por ofrecernos este libro.

Es una gran alegría para todos nosotros tener gente que trabaje por nuestro pueblo.

Esta recopilación de relatos nos hace especial ilusión, ya que los vecinos de La Zarza son los protagonistas.

Para finalizar, quiero decir que esperamos que Isabel siga escribiendo sobre la riqueza cultural de nuestros pueblos, tanto del nuestro, como de todos los del entorno de Las Arribes, zona de gran riqueza de leyendas transmitidas de forma oral y que Isabel ha sabido recopilar en su libro.

 Muchas gracias.

 


Manuel Tostado González, Diputado de Cultura

 

Gracias, querido Alcalde por vuestra hospitalidad. Enhorabuena, Isabel, por tu libro. Buenos días a todos los zarceños presentes.

Es una satisfacción muy grande para mí, y lo es también para la Diputación de Salamanca, venir aquí, a La Zarza de Pumareda, a presentar este libro, que refuerza la conservación de una parte importante del patrimonio cultural de la provincia, como es el patrimonio oral. A pesar de las dificultades económicas que nos afectan a las personas, a las familias y también a las instituciones, creemos firmemente que el esfuerzo que supone publicar este libro y otros como éste se compensa sobradamente con el servicio que presta al patrimonio cultural de nuestra provincia.

Cuando por todas partes se debilita hasta perderse esa memoria colectiva que se transmitía de padres a hijos, de abuelos a nietos, y que es un auténtico legado de sabiduría de los antepasados, aquí, en La Zarza, presentamos hoy un libro que aporta algo muy importante para salvaguardar las señas de identidad de este pueblo: los relatos de tradición oral que una mujer, Isabel Martín, Isa como la conocen todos ustedes, se ha preocupado de recuperar, escarbando en la memoria de los más mayores, de los auténticos sabios de nuestra provincia, aquellos relatos que sus padres y sus abuelos les contaron y ellos supieron conservar con cariño.

Son relatos que sirven para encontrarle sentido a algunos lugares: peñas, fuentes, charcas de aquí y también de otros pueblos. Leyendas que aportan una explicación a un hecho milagroso, que nos hablan de brujas y lobos, de tormentas memorables, de lagartos y bastardos, de vacas y burros, de frailes y conventos.

Debo reconocer, pues, que la labor de Isa ha sido definitiva para llegar a este punto en que la tradición oral, las historias que se contaban, queda para siempre a salvo bajo la forma de un libro para que las generaciones venideras de La Zarza y del resto de la provincia puedan acceder a este patrimonio que, de otro modo, se hubiera extinguido en el olvido.

¡Cuántas veces, sobre todo en el pasado, las gentes de nuestros pueblos han creído que las manifestaciones de su cultura era algo sin valor!

¡En cuántas ocasiones he escuchado decir que la gente de los pueblos era inculta!

Nada más lejos de la realidad. Si bien es cierto que nuestros antepasados, y mayormente en el medio rural, no tuvieron, por desgracia, acceso a la educación de la cultura escrita y en muchos casos no llegaron a saber leer ni escribir, sin embargo fueron portadores de una enorme cultura oral que les legaron sus antepasados.

Por consiguiente es falso considerar a la gente de nuestros pueblos como inculta. En absoluto. Fueron y son enormemente cultos, pero con una cultura propia, muy desconocida en las ciudades e ignorada por la otra cultura, la cultura escrita. Por esa razón, decía hace un momento que son auténticos sabios de nuestra provincia.

Desgraciadamente, muchos de nuestros antepasados fueron analfabetos, porque no tuvieron siquiera la ocasión de aprender a leer ni escribir. Pero nunca se podrá decir que fueron incultos. En realidad fueron cultísimos; catedráticos en su propia cultura, la que entendía del tiempo y de la importancia de los cuartos de la luna para sembrar y podar, y de curar con hierbas a personas y animales, y de conservar las carnes de la matanza y curar aceitunas y hacer aceite, y vino y también aguardiente. Una cultura en la que la solidaridad, en estos tiempos tan necesaria, era el pan nuestro de cada día. Y tantas y tantas cosas más.

Este libro, como otros que se dedican a salvaguardar del olvido esa cultura, viene a poner su granito de arena para reivindicar la cultura tradicional.

Gracias al esfuerzo de personas como Isa, que dedicaron su tiempo a escuchar las historias de los abuelos, a preguntar y transcribir esas historias, y gracias al gesto de generosidad que significa compartirlas con los demás a través de un libro, podremos disfrutar siempre que queramos de esos relatos.

No será lo mismo que escucharlo de boca de sus narradores, pero al menos perdurarán.

Es muy importante que las nuevas generaciones se interesen por conocer y conservar todas estas historias y que los abuelos no se cansen de contarlas.

El caso de Isabel Martín es sin duda un caso singular, pues se trata de una tamborilera estrechamente ligada a La Zarza y, por ello, muy sensibilizada con este patrimonio de la tradición oral, a pesar de vivir habitualmente lejos de aquí.

Por ello, el Instituto de las Identidades de la Diputación, que precisamente vela por la conservación de ese patrimonio, acogió este libro con cariño, sirviendo además para poner en marcha una colección de publicaciones nueva en la que tendrán cabida trabajos de recuperación de las tradiciones de nuestros pueblos, que representan más que ningún otro aspecto la identidad de cada uno de ellos. Por ello, hemos bautizado esta nueva colección de libro con el nombre de “Identidades locales”

¿Acaso La Zarza tendría su identidad sin “la chocollá” de los niños en enero, o el jueves merendero antes de carnaval, o el día del hornazo, o el Corpus y sus altares, o las hogueras de san Juan, o las fiestas patronales de san Lorenzo, o la fiesta de las madrinas?

Todo esto, junto a los relatos que podemos leer en este libro y muchas otras cosas que seguramente recuerdan los aquí presentes, constituyen la herencia cultural que deben transmitir a las generaciones venideras.

La Diputación también quiere ayudar a los pueblos en esta tarea: la de rescatar y proteger su patrimonio cultural autóctono, que tanto nos enriquece como provincia y por eso, a través del Instituto de las Identidades de nuestro Departamento de Cultura, publicamos libros como éste, entre muchas otras cosas.

Como dijo Isa en su pregón de las fiestas del año pasado, no hay futuro sin pasado. Si perdemos nuestras raíces, si olvidamos lo que hemos sido, todo lo que hemos aprendido, nuestro futuro estará muy debilitado. Sin embargo, si somos fieles y respetuosos con nuestro pasado, nos sentiremos más fortalecidos de cara al futuro.

Por eso, este sencillo acto que hoy celebramos en La Zarza tiene un enorme simbolismo y un significado profundo: el del respeto y el homenaje de toda la provincia, representada por su Diputación Provincial al publicar este libro, a este pueblo de La Zarza de Pumareda y también a los pueblos del entorno, como Mieza, La Fregeneda, Pereña, Aldeadávila o Cabeza del Caballo, entre otros, pues de ellos también se habla en este libro de “Leyendas y otros relatos de tradición oral.”

Esta es una zona de nuestra provincia con un rico patrimonio oral que no podemos ni debemos permitir que se pierda ni se olvide. Las identidades de las comarcas de Las Arribes y del Abadengo tienen una conexión imprescindible con La Zarza.

Estoy seguro de que este libro vendrá a revalorizar nuestro patrimonio provincial y ayudará a que se estime más y mejor por parte de las nuevas generaciones.

Por el momento, nos queda la tranquilidad de que, al menos, estos fragmentos de la memoria colectiva quedan a salvo.

Por ello, entenderán mi satisfacción hoy, al presentar este libro.

Espero y deseo que lo disfruten como lo disfrutarán también otros salmantinos que, gracias a estas páginas, sentirán más cerca el latido de La Zarza y los zarceños.

Muchas gracias de nuevo a todos. Felicidades reiteradas a Isa y ahora sólo nos queda escuchar que ella misma nos cuente cómo se fraguó este libro, de qué manera ha materializado este trabajo, cuánto tiempo le ha requerido, qué ha querido incluir en él y también qué significa para ella este libro. Tuya es la palabra.


 Isabel Martín Hernández, Autora del libro

          Para empezar quiero dar las gracias a la Diputación de Salamanca, al Ayuntamiento de La Zarza, al pueblo, y a todos los que estáis aquí.

          La mayoría ya me conocéis: soy Isabel “La tamborilera”, nacida en Barakaldo, pero mi  madre es de Mieza y mi padre de La Zarza.

          A continuación, os voy a explicar el porqué de este libro, cómo surgió la idea, y qué contiene. Después, os quiero hablar del significado que tiene para mí la herencia tradicional.

          No sé qué años tendría yo, pero recuerdo que de pequeña me contaron la leyenda de “Donde murió la muchacha”, esa historia de una niña que se perdió y que de ella no aparecieron más que sus zapatos, pues los lobos se la habían comido. También recuerdo las noches de verano en las que nos sentábamos al fresco e iban saliendo relatos sorprendentes, como el de los bastardos que, al parecer, bebían leche de la ubre de la vaca sin que el animal se enterase.

          Un día, mientras me encontraba en una comida familiar, empecé a preguntar por relatos del pueblo. La curiosidad que tenía por conocer era muy grande, así que me dijo un tío mío que un hombre de La Zarza sabía bastantes. Por lo que acudimos a hablar con él. Desde el primer momento, comenzó a contar relatos fabulosos, cada cual más sorprendente. Fue impresionante la cantidad que me relató. En ese día, tuve la sensación de haber encontrado un tesoro. Pensé que aquello no se podía dejar que se perdiese; se debía hacer un esfuerzo por mantener.

          Después del grato descubrimiento, me surgió la necesidad de escribir todos aquellos relatos que había escuchado. Por ello, día tras día, fui desarrollándolos en un blog. A la gente le gustaba, y dejaban comentarios dando las gracias por recordar historias ya olvidadas. Y así seguí, escribiendo y preguntando, recopilando de los vecinos.

          Como resultado de aquello surgió la idea de este libro. En el os vais a encontrar la herencia que durante muchísimos años, nuestros antepasados han sabido mantener de generación en generación. Gracias a que los antecesores supieron mantener viva la tradición oral, ha llegado hasta nosotros esa gran riqueza cultural. Riqueza que al igual que hicieron otros antes, tenemos que saber conservar, porque es un bien preciad

          En definitiva, este libro es una parte de nuestra Historia, de nuestra identidad como pueblo. Cada lugar tiene la suya, y nosotros tenemos la nuestra. La identidad de un pueblo es mucho más que el lugar donde se habita, son también sus costumbres, tradiciones, fiestas, creencias, relatos…

          Sin duda alguna, desgraciadamente, en estas últimas décadas se ha producido una ruptura entre las distintas generaciones. Parece ser que la transmisión oral de los mayores a los jóvenes ya no está asegurada; se ha dejado, pues, de recibir la herencia tradicional. Las razones pueden ser varias, pero una de ellas tiene mucho que ver con el prestigio. Casi todo lo que deja de tener prestigio, va perdiendo poco a poco su valor. De esa manera, a medida que pasa el tiempo, va desapareciendo hasta su completa extinción. En creencia de que las cosas de pueblo, son cosas tribales, sin importancia, cosas de antes, se pierde el valor. Sin embargo, he de decir que se pueden nombrar ejemplos de personas que son capaces de relatar cientos de relatos, gente sabia que tiene mucho que contar, dueños de una amplia cultura.

          Durante estas últimas décadas se ha hecho un esfuerzo especial por cuidar y proteger ciertos animales y plantas autóctonas que se encontraban en peligro de extinción. Sin embargo, todavía queda por hacer un esfuerzo por los relatos, que no son materia, que no se ven, pero que están desapareciendo. Se puede decir que en estos momentos en toda la zona de Las Arribes del Duero nos encontramos en un “contrarreloj”, ya que según van muriendo las personas ancianas, con ellas también mueren las historias, y a su vez, la rica tradición popular. Si a día de hoy en vez de hace seis años, hubiese empezado a recopilar relatos, muchos de ellos no los habría podido conocer, ya que en este tiempo muchas de las personas con las que tuve el placer de reunirme han fallecido.

          Por ello, aparte de ser una gran perdida del patrimonio cultural, de la diversidad de los pueblos, es una perdida de identidad. Me explico. Al igual que una encina no se puede mantener sin sus raíces, una persona tampoco puede construir su futuro sin una base sólida, sin su pasado.

          Debido a todo esto, en su día me percaté de la importancia de la recuperación y conservación. De ahí el interés por salvaguardar del olvido la sabiduría popular, y asegurar la transmisión que se producía de manera natural.

          Hoy podemos contar con este libro y espero que disfrutéis leyéndolo tanto como yo he disfrutado escuchando los relatos de este legado.

          Antes de finalizar me gustaría dar las gracias a todas las personas ausentes y presentes, con las que he pasado muy buenos ratos de charla, en los que me han ido descubriendo una realidad que desconocía. Gracias a todas ellas por las conversaciones, a veces a la sombra, y otras alrededor del brasero. Gracias también al Ayuntamiento de La Zarza por cedernos el salón, y al alcalde, José Benedicto, por esas palabras. Gracias a la Diputación de Salamanca, al Diputado de Cultura, Don Manuel Tostado, por haber apostado por este libro. También gracias a Don Aníbal Lozano, Jefe de Difusión y Publicaciones, por confiar en este libro desde un comienzo. Gracias a Doña Belén Cerezuela, Directora del área de Cultura, por su interés. Especialmente gracias a Don Francisco Blanco, director del Instituto de las Identidades, por el constante seguimiento de trabajo y organización que ha desempeñado hasta ver el final del proceso. Gracias a Manuel Hernández, administrador de la página Web de La Zarza, por su gran trabajo. Gracias a todos los seguidores del blog, por animarme con su comentarios. Gracias a mi familia por haberme transmitido parte de la tradición oral del pueblo. Y por último, y no por ello menos importante, gracias a todos vosotros por vuestra asistencia.

Muchas gracias.


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