A sus 17
años demostró que era un hombre valiente, lejos de sentirse
conformista, como lo ha demostrado allá donde lo han conocido, tan
reivindicativo siempre como buena persona, que lo es sin excusas,
pues es capaz de perder derecho con tal de no enojar a nadie, una
forma de ser que nada tiene que ver con el conformismo, "Algunos nos
llaman conformistas, pero lo somos a la fuerza".
Con la maleta al
hombro llegó a Bilbao sin más referencias que lo que le habían
contado en el pueblo. A Jesús los anillos no le molestaban para
hacer lo que tuviera que hacer con tal de salir adelante. Trece años
entre los hierros de La Naval, primero como ayudante de montador
hasta que se le ocurrió coger la pinza de soldar. Entraba de noche y
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salía de noche,
turnos de 12 horas, "aquello no era vida, la fábrica era muy
sujeta", ni siquiera un sueldo más que respetable compensaba
las horas y horas deslumbrado únicamente por el arco de luz de
un electrodo fundiéndose con el acero de algún petrolero.
En busca de la libertad |
Jesús
necesitaba ver de nuevo los rayos de sol atravesando las gotas
de lluvia junto al puente Robleo, del aire con olor a
hierbabuena salpicado por el rocío de la mañana; así es que un
buen día de 1983 nuestro protagonista llegó a un acuerdo con
la rmpresa y decidió regresar a La Zarza de Pumareda para
convertirse en lo que siempre había soñado y que no pudo a sus
17 años.
Los ahorros e
indemnizaciones por abandonar lo que hasta entonces había sido
su profesión |
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le sirvieron
para convertise en propietario de una explotación de ovino de
leche que fue aumentando hasta alcanzar 350 cabezas de awassi
y montar una de las primeras salas de ordeño de la comarca de
Vitigudino, instalaciones que le convirtieron en pionero en lo
que a modernización para la producción de leche de oveja se
refiere, un sector en el que ha permanecido hasta hace tres
años cuando decidiera su paso determinante al ovino de carne
como consecuencia de la caída del precio de la leche.
Soltero y
sin compromiso |
En la actualidad, Jesús posee 550
ovejas de raza merina, un cambio que decidió por la exclavitud
que conforma la leche con sesiones de ordeño de mañana y de
tarde, sin más tiempo que para atender el ganado causa a la
que achaca en parte su estado civil, "soltero y sin
compromiso". (T) |
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