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   Roberto Calvo  - Diciembre 30  2002  eglath@wanadoo.es 

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Estimado Manuel,

 Ha sido para mí un placer encontrar esta página sobre la Zarza, y poder pasear, aunque sea virtualmente, por las calles de "mi pueblo". Casi me parece oir las campanadas del torreón y las golondrinas en la espadaña de la iglesia.

 Tengo que aclarar que aunque haya nacido y viva en Bilbao, la Zarza es y será "mi pueblo": son muchos los recuerdos de sus calles y su gente, de esos agostos de mi infancia, en alpargatas y pantalones cortos.

 Soy hijo de Juan Francisco Calvo Martín, sobrino de Eulalia Calvo Martín y Tarsicio (los de la tienda), y nieto de Remigio y Josefa.

 Como curiosidad te diré que mi bisabuelo era secretario del ayuntamiento; y que hace algunos años llegaron a mí algunas fotocopias de documentos de mi bisabuelo en los que estaban minuciosamente apuntadas las fechas de nacimiento de mi abuelo y sus hermanas. También hay algunos romances sobre historias del pueblo, y un poema de Zorrilla copiado de algún libro.

 Al parecer el apellido de mi bisabuelo era Martín Peñato Martín, pero al tener que firmar frecuentemente, parece ser que empezó a firmar Martín y Martín (muchas veces M y M). Según creo haberle oído decir a mi padre, hay una ganadería "Martín Peñato" en Salamanca, que podrían ser descendientes de ese apellido.

 También he leído tu interés por la bandera de la Zarza. Yo estaba convencido de que el pueblo ya tenía una: recuerdo haberle oído contar a mi padre que la bandera de la Zarza eran tres bandas horizontales (la superior, azul claro; la central podría ser amarilla y la inferior verde, o al revés, quizá la central verde y la inferior amarilla; lo que sí recuerdo eran los colores, azul del cielo, verde de los campos y amarillo de los trigales), y en el centro, una manzana (el nombre de Pumareda viene de Pomaveda o tierra de manzanos).

 Es una pena que mi padre ya no esté para corroborar estos datos. Estoy seguro de que le habría encantado leer esta página, recordar la historia del pueblo y su gente. Siempre habló con orgullo de la tierra que le vió nacer, y le habría parecido loable tu esfuerzo y el de tantos otros porque la memoria de este pedacito de Salamanca perviva. En su nombre, y en el de tantos calvos, martines y zarceños, un saludo agradecido.

 Roberto Calvo

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