Buen viaje  

Adolfo Carreto -  AVM radio   (Agosto 2002)

Por eso me gusta retornar al lugar del ensueño, donde los recuerdos malos ya se han desvanecido, donde las calles ya han sido maquilladas por el progreso, donde perduran las mismas campanas en las torres.

  Este es uno de esos viajes que me gustan. Me satisfacen porque sé el gusto que da volver a donde diste los primeros pasos, donde aprendiste las primeras letras y los primeros números, donde tuviste los primeros amigos, que son los amigos más duraderos aunque la vida los separe, quizá donde por primera vez te enamoraste, sin duda donde cometiste el primer pecado inocente, porque es verdad, hay pecados inocentes, aquellos que no son pecado sino aprendizaje. 

Por eso me gusta retornar al lugar del ensueño, donde los recuerdos malos ya se han desvanecido, donde las calles ya han sido maquilladas por el progreso, donde perduran las mismas campanas en las torres, los mismos nidos de cigüeña, los mismos árboles frutales con peras para robar, el mismo huerto con un pilón repleto de agua templada para zambullirse cuando el verano se presenta, el mismo regato que no llega a río, a veces con agua, a veces vacío. 

Y el cementerio. ¿Cómo llegar hasta los orígenes sin realizar una parada en el cementerio que es, se quiera o no se quiera, la vida del pueblo, no la muerte?. Por eso me ha llenado de satisfacción la noticia de que Karol Wojtyla acude a su Cracovia natal no solamente para inaugurar el Santuario de la Divina Misericordia, sino para visitar la tumba de sus padres, igual que yo visité la de mis abuelos, para acercarse al Santuario de Kalwaria, donde su padre lo acercó por primera vez cuando tenía nueve años, igual que a mi me acercaron a esas edades hasta la ermita de la Virgen de Pereña para que realizara el milagro de librarme de una amigdalitis crónica. Y surtió efecto la peregrinación. Así que tengo la necesidad de acudir a la misma ermita porque hasta ella me empuja no solamente la devoción a la Virgen sino la fe sencilla de mis padres en pos de un milagro de poca monta. Me parece estupendo el viaje de Karol Wojtyla a su Cracovia y que el Ministro de Administración e Interior le programe un viaje de media hora en helicóptero para que desde la altura vuelva a admirar los paisajes de su niñez y las calles de su ciudad, por las que correteó y protagonizó todo lo que hay que protagonizar a esas edades. Me fascinan estos viajes hacia la niñez, que es algo así como hacia la inocencia, no sé si perdida pero al menos con deseos de recuperarla. 

Y es que uno es niño siempre, es siempre de donde es y no puede olvidarse ni de las primeras heladas, ni de los primeros vientos, ni de los primeros sofocos ni de los primeros almendros en flor. 

¡Que usted lo disfrute, Santo Padre!

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La Virgen en bikini
Adolfo Carreto Hernández    (Junio 2002)

Tampoco eso, señor obispo, que las mujeres no son fulanas por ponerse bikini, faltaría más, y se ven muy bien algunas. Y me da que si la Virgen, y lo escribo con el máximo respeto, hubiese sido de hoy, se vería también de perlas. No la tengo como a mujer contrahecha. Que el vestido nunca ha hecho al monje, como se sabe

 

Las autoridades de la iglesia católica mexicana
están que arden, enfadadas y ofendidas como no vean, y me
sospecho que muchos católicos también. No es para menos. Y
todo por culpa de una pintora, una tal Alama López,
artista de Los Angeles, según la información, quien está
exhibiendo en el Museo Internacional de Arte Popular un
cuadro en el cual se muestra a la Virgen María,
concretamente la Guadalupana, en bikini. Evidentemente se
trata de un atrevimiento poco usual. La artista se ha
cargado con los pinceles o con lo que sea toda la
tradición y me da que ha humillado a no pocos creyentes,
sobre todo femeninos. Justifica la artista que no hay nada
ofensivo en mostrar a la Virgen de Guadalupe  "como una
mujer moderna y fuerte, como nosotras". Quizá tenga razón,
pero si esa era su intención podía haber hurgado en otros
iconos de la modernidad femenina para exaltar a la Virgen
como mujer.

No soy de los que se empeñan en defender los iconos
tradicionales como los únicos valederos, e inmutables, y
menos degradar el atuendo bikini al rango de pecado.
Tampoco de los que creen que unas partes del cuerpo humano
son santas y otras pecaminosas. Dios nos creó como nos
creó y nos hace venir al mundo como todos sabemos, así que
el asunto no va por ahí. Pero, caramba, una cosa es la
libertad de crear y otra la libertad de ofender. Porque
muchísimas susceptibilidades religiosas, estoy seguro, han
sido seriamente dañadas y el respeto siempre es el
respeto.

Jesucristo en la cruz es pintado desde siempre en
paños menores y a nadie ofende. Sabemos que lo mataron de
esa forma y la cultura secular nos induce a hincarnos de
rodillas ante él con la máxima devoción. Jesús, de niño,
ha sido pintado en muchísimas ocasiones desnudito y no
solamente no ofende sino que parece un primor. Y en el
renacimiento más de un pintor nos mostró el seno completo
de la Virgen amamantando al niño. Así que el asunto no
esté en el desnudo sino en el icono elegido por la artista
para idealizar la belleza corporal de la Virgen. Eso es lo
que no cuadra.

Y eso es lo que ha enfurecido a los obispos. El
arzobispo de Santa Fe, ciudad donde se exhibe el cuadro,
ha exigido su retirada inmediata del Museo y ha dicho
textualmente que la Virgen así "es como si fuera una
fulana". Tampoco eso, señor obispo, que las mujeres no son
fulanas por ponerse bikini, faltaría más, y se ven muy
bien algunas. Y me da que si la Virgen, y lo escribo con
el máximo respeto, hubiese sido de hoy, se vería también
de perlas. No la tengo como a mujer contrahecha. Que el
vestido nunca ha hecho al monje, como se sabe
.

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El Dios "maluco"

Adolfo Carreto Hernández      (Junio 2002)

Dios dispone de muchos trucos para despertar, aunque sea a destiempo, la vocación. 

 

Eso de meterse a cura o monja porque no hay otro
remedio es mala inversión. Al final, y posiblemente
también en el entretanto, se paga. Se vive en un mundo
irreal, prestado, no apto para lo que no es apto, no
deseado; se vive con un objetivo que no es el que se
pretendía, con un tipo de trabajo que tampoco va, con una
oración en los labios que no es para tales labios, o esos
labios no cuadran para tales oraciones. En definitiva, se
vive bajo una máscara, un encubrimiento, un autoengaño. Y
así, la vida no puede prosperar.
Porque, tampoco se trata de una conversión, aunque
sea de última hora, que eso también es válido.
Conversiones las ha habido, y las habrá, en buena lid, que
es cuando se cosechan los buenos resultados. Pero esta
historia que nos ocupa luce de poca seriedad o de
demasiada frustración, que suele ser lo mismo.
Se trata de dos hermanas, gemelas, y esa condición
ya trae emparejados muchos condicionamientos, no sólo
genéticos, también culturales. Dos gemelas rumanas que no
se han separado ni un día en su vida, que han compartido
juegos y juergas, estudios, sinsabores, alegrías, vestidos
y comidas, pero que no han podido compartir marido en
igualdad de condiciones, ahora quieren compartir a Dios en
igualdad de condiciones. Difícil se lo han puesto.
Es el caso que estas dos mujeres, Amalia una,
Micaela otra, treinta y cinco años, quieren hacerse monjas
en un monasterio cristiano ortodoxo del norte de Moldavia,
luego de haber malgastado quince años de sus vida gemelas
buscando cónyuges, también de su misma condición, es
decir, gemelos. Pero tales pretendientes no llegaron a su
medida: los posibles, cada uno quería vivir con la suya,
en su casa y en su localidad, que es precisamente esta
separación lo que no terminó de convencer a las muchachas.
Lo cual indica que la condición de gemelos tampoco es tan
determinante a la hora de los gustos y del hacer la vida,
tampoco es una dictadura genética. Al menos por el renglón
de los varones.
Amalia y Mirela han fracasado en el intento. Los
pretendientes examinaron la posible vida desde otra óptica
y, al parecer, llegaron a la conclusión de que estar
viendo siempre a la misma dos veces, oyendo a la misma dos
veces, y otras cosas a la misma dos veces era poco
rentable vitalmente.
Ahora Dios se las tiene que tragar, o eso es lo que
ellas pretenden. El argumento de las mujeres para adoptar
la decisión de refugiarse en un monasterio no deja de ser
peregrino: ¿Si Dios no nos ayudó a realizar nuestro sueño
es porque en este mundo nuestra misión es la vida
monástica?. Lo que quiere decir que Dios dispone de muchos
trucos para despertar, aunque sea a destiempo, la
vocación. Con estas dos rumanas se inventó el truco de
privarlas de maridos gemelos. ¡Qué maluco es Dios
 

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Carsarse por Internet

Adolfo Carreto - AVM radio 

Internet ayuda a los católicos a encontrar su pareja

 

La comunicación por Internet, via encuentro
personal, está dando para todo. Se ha convertido en el
milagro imposible que parece solucionar lo que aparentaba
imposible. Internet es un bazar, el gran bazar, el lugar
de compra y de venta, además por la vía rápida. Es muy
cierto lo que apunta Nicolás de Cárdenas, redactor de La
Razón digital: "la irrupción de Internet en el panorama
mediático cogió a la Iglesia católica un poco por
sorpresa. Sin embargo, hoy son múltiples los portales
electrónicos de contenido católico que han sabido hacer un
buen uso de la Red".

Al parecer, católicas y católicos en Norteamérica
enfrentan serias dificultades a la hora de conseguir
pareja para formar hogar juntos como lo manda la Santa
Madre Iglesia. El ajetreo de la vida moderna, el no tener
un lugar fijo donde asentarse, el no poder acudir al
templo con la frecuencia deseada para ver si en el lugar
sagrado se topan con alguna mirada que agrade y de ahí en
adelante que compagine, son obstáculos para una decisión
en condiciones. Porque los católicos y las católicas
norteamericanos quieren casarse como Dios manda.
Pues a falta de estos acercamientos previos a la
ceremonia ahí está Internet, como mediadora, para
solucionar el entuerto. Una página web ha sido puesta a la
disposición de los interesados para que, con rapidez y sin
mucho escándalo, envíen sus respectivos curricula,
fotografía incluida, sus aficiones, oraciones preferidas,
nombre de los santos de su devoción, sus gustos y sus
disgustos como una especie de anzuelo para conseguir a la
persona anhelada.

Hay personas que se encuentran sumamente agradecidas
por este invento de mediación cristiana y sacramental. Una
ha confesado: "Mi nuevo trabajo ocupa todo mi tiempo y
exige viajar mucho. Pero puedo decir honestamente que
vuestra web ha renovado mi confianza en que hoy existen
mujeres atractivas y educadas que también son católicas
practicantes".

Pero, hombre de Dios, ¿desde cuándo la hermosura
femenina y la educación estaba descartada de la creencia y
la práctica católicas?. Lo triste es que para descubrirlo
haya tenido que esperar a la aparición de esta página
mediadora en Internet.

Quizá estas páginas nos ayuden a desterrar no pocos
tabúes con respecto a la religión y a su práctica, que
buena falta nos hace. 

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