EL domingo 9 de junio nos dejó nuestro querido D. José. Nuestro maestro se marchaba a la Casa del Padre. Sin embargo, D. José es de esas personas que recorren la vida dejando  huellas a su paso, señales que superan  la marcha del tiempo y que perduran para siempre entre sus iguales. Una vida plena dedicada por y para la Iglesia, desde las numerosas actividades desempeñadas a lo largo de su vida. Podríamos destacar muchas de ellas como lo hizo nuestro Obispo en la homilía de su funeral: impulsor y creador del Centro de Estudios Orientales y Ecuménicos  Juan XXIII,  profesode la facultad de Sagrada Teología de la Universidad  Pontificia de Salamanca, promotor de la casa de espiritualidad de Valdejimena, cercana a

D. José Sánchez atendiendo a los medios de comunicación locales

su pueblo natal Horcajo Medianero, incansable alentador de la Basílica de Alba de Tormes dedicada a Santa Teresa de Jesús, rector de la Clerecía en Salamanca, mimando el templo junto a sus hermanas. En 2002 participó activamente en los actos de la capitalidad europea desde su puesto de comisario de la exposición Ieronimus, uno de los principales referentes turísticos de nuestra ciudad, que debe mucho al buen hacer de D. José. Durante veinticinco años fue canónigo archivero de la S.I.B. Catedral de Salamanca. Aquí le conocimos y aquí aprendimos a apreciarle.

  Utilizando su propio vocabulario, D. José era un "castellanote castizo", a la vez que un sabio universal. Amaba la cultura popular hasta el punto de arrancarse cantando con buen gusto y magnífica afinación una ronda de su pueblo, a la vez que se expresaba con fluidez en varias lenguas, ilustrando con su sabiduría a numerosos extranjeros con los que compartía tertulia y tortilla.

 en el centro. Sentimos a diario su presencia, recordando sus consejos, sus chascarrillos y sus habituales palabras de ánimo. Fue para todos una gran alegría verle presente en la celebración del 12 de mayo en la Catedral Nueva. No quiso perderse ese gran acontecimiento para la Catedral, su Catedral, a la que tanto amaba.

Él mismo nos comentaba entre risas, la habitual confusión de significado que provocaba el parecido entre ambos términos. Cómo no recordar aquellas mañanas de trabajo, al calor los documentos antiguos, cuando D. José se lanzaba, con un desparpajo digno de admiración, a entonar las canciones dedicadas a su querida Virgen de Valdejimena. Los que tuvimos la suerte de compartir estos momentos disfrutamos de su alegría, de su entusiasmo por la vida y de las enseñanzas presentes en cada una de sus palabras. Últimamente ya no podía venir  por el archivo, pero seguía y apoyaba firmemente todos los proyectos que llevamos a cabo

 Pudo comprobar en primera persona la remodelación de la Capilla Mayor, viendo cumplido su deseo de acomodar a los Padres de la Iglesia en torno a la Virgen de la Asunción, como un signo inequívoco del movimiento ecuménico que lideró durante tanto tiempo.

D. José siempre seguirá con nosotros y, utilizando la expresión con la que finalizaba nuestras animadas charlas, que él mismo solía iniciar, "recojamos la intención" y sigamos trabajando en la línea que él nos señaló con su ejemplo.

* Equipo del Archivo

Catedral de Salamanca