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Pregón de Fiestas San Martín 2011 |
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HORCAJO MEDIANERO (Salamanca) |
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Pronunciado por D. Santiago Juanes |
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Periodista, presentador del programa de radio "Hoy por hoy Salamanca" de la Cadena Ser y columnista de La Gaceta de Salamanca |
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Me gusta la palabra horcajo. Me gusta la palabra medianero. Y me gusta lo que evoca San Martín. El horcajo se le ponía a las mulas para el trabajo, formaba parte del molino de aceite pero sobre todo era la confluencia entre dos cosas, es la persona que intercede o media para conseguir algo. Horcajo evoca la horca, que es palabra que nos suena a tragedia, pero cuando yo era niño una horca era aquella parte del árbol en la que confluían dos ramas formando una uve y que empleábamos para hacernos un tirachinas o tirichi, arma imprescindible en la infancia para lanzar piedras, que lo mismo servía para acertarle a un bote, que para emplearla en las peleas de piedras o dreas con la pandilla contraria o para ir a cazar pájaros, aunque no recuerdo de nadie que le acertara con aquello a ninguno. Y medianero evoca generosidad y paz. Un medianero es un mediador, más que un intermediario. Un medianero parece que intercede de forma generosa, altruista, sin mayor afán que el de poner a dos de acuerdo. Horcajo es punto de encuentro y medianero tiene algo de fronterizo, de espacio entre dos lugares. Imagino aquel primer Horcajo Medianero como un lugar de confluencia entre dos culturas, quizá religiones, quizá nobles, naciones... Horcajo Medianero me parece un nombre bellísimo para un pueblo, pues el pueblo es un espacio de encuentro de personas, que se definen como vecinos, que es una palabra que heredamos de los romanos. Los deseos y necesidades de los vecinos confluyen en el pueblo, donde hay un medianero que las organiza, distribuye o prioriza, al que hoy eligen los vecinos. Uno vive también para el pueblo, para la comunidad, pues el hombre es un ser sociable por naturaleza: no puede evitarlo. Es maravillosa toda la arquitectura que podemos levantar sobre el nombre de vuestro pueblo y el significado de las palabras que lo forman: horcajo y medianero. Un edificio en el que no puede faltar una referencia a la necesidad que tenemos hoy de un lugar de encuentro, un espacio de paz, concordia y armonía en medio de un mundo agitado y enfrentado. De la necesidad de medianeros que generosamente pongan de acuerdo a partes enfrentadas. Naturalmente, Horcajo Medianero me evoca esa necesidad, pues el pueblo de uno es el lugar al que uno vuelve siempre, aunque sea con el pensamiento, extrayendo de la memoria sus recuerdos, pues en el pueblo de uno vive los mejores encuentros, y nada satisface más cuando se produce el regreso que el encuentro con los recuerdos y los seres que uno ha conocido. La fiesta es también un espacio para el encuentro. La fiesta media, además, entre el trabajo y las obligaciones, es una tregua en el trajín de las preocupaciones cotidianas. San Martín es, por ello, horcajo y medianero. Por ser motivo de fiesta, y por el gesto de compartir. San Martín, lo que evoca San Martín , me fascina. Entre San Miguel y San Martín está el otoño, la vendimia, las setas, los frutos del bosque, las castañas... es la estación de las frutas y verduras, de las menestras y calderetas, del reencuentro con los pucheros camino del invierno. San Martín anuncia los fríos y con ellos las matanzas entonces necesarias y hoy tradicionales. San Martín obliga a la capa; la que él rasga y comparte con un pobre, un gesto al que todos estamos obligados. San Martín es la solidaridad, que hoy es más necesaria que nunca, por el mundo tan desigual en el que vivimos. Pero San Martín hoy es fiesta, y aquí en Horcajo Medianero, más. Qué buen saque tenéis en este pueblo: calderetas, chocolatadas, parrilladas... Aquí hacéis bueno aquello que se dice que de la panza sale la danza. Y buena danza tenéis, para bajar las calorías de tanta comilona festera. Aquí mantenéis las tradiciones: como la de los quintos corriendo las cintas, aunque los quintos de hoy no son como los de entonces, cuando se iban al servicio militar, a echar, en algunos casos, hasta dos años de mili. Cuántas supersticiones corrían alrededor de los quintos, para protegerlos de los males, y cómo eran aquellas despedidas, que comenzaban por ahora, en las vísperas de la Navidad, y terminaban por Reyes. Me gusta vuestra fiesta por lo que tiene de hospitalidad con los niños de Pyfano, que hace honor al patrono San Martín, al que habéis paseado con orgullo estos días. Ese santo con capa y espada, que emplea la espada para partir la capa y compartirla con un pobre como gesto ejemplar. Me gusta que me hayáis invitado a estar un rato con vosotros, a compartir con vosotros mi amor por las palabras, las gentes, los pueblos y las tradiciones, pues nada me gusta más que huir de la ciudad, donde poco a poco perdemos la condición de vecinos para hacernos anónimos paseantes, que vamos de allá para acá sin conocer a nadie y sin que nadie nos conozca. En los pueblos, felizmente, no pasa eso: todos se conocen. Las calles y las casas son punto de encuentro y más la fiesta. Gracias por este rato, alcalde, concejales. Gracias por vuestro respeto a mis palabras, que espero se compensen con diversión cuando deje de hablar, lo que ocurre en este momento. Muchas gracias, felices fiestas y mucha suerte.
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